viernes, 4 de mayo de 2012

Capítulo 21

11 de Enero de 2011


A la hora de la salida del instituto...


Ka recogió rápidamente los libros nada más tocar la sirena. No quería que David y los demás la alcanzaran. Después de la pelea en el recreo, un profesor había acompañado a Adrián al hospital y después a su casa. Interrogaron a la gente para saber los culpables de tan brutal paliza, pero nadie se atrevió a delatarlos, y menos después de verles en acción. Ka no había tenido más opción que volver a clase y esquivarlos en los cambios de clase, metiéndose en el baño. Sólo fue durante tres horas, pero parecía estar en un infierno y sabía que desde aquel momento, e resto de sus días se sumirían en aquella horrible rutina. A estas alturas del curso ya no podía cambiarse de clase. 
Había metido la pata hasta el fondo. Había actuado sin pensar. Sólo con ver a Adrián tirado en el suelo algo tiró de ella para defenderlo. Pero aquella hazaña podía costarle a ella una paliza semejante o mayor: Yaiza y Pa' se la tenían guardada. Ka no sabía que hacer: si enfrentarse a ellas y acabar con aquello cuanto antes o vivir escondida en el exilio para siempre. Hubiera sido más noble y valiente dar la cara pero, con las dos no podía y no quería llegar a casa semiinconsciente, dándole un gran disgusto a su abuela.
Decidió salir cuanto antes de clase cuando alguien la agarró el brazo. A Ka se le ericó el bello de la nuca y el resto del cuerpo. Se dio la vuelta y vio a David cabreado.
-Tenemos que hablar.
Ka no podía negarse. No estaba el orno para bollos. David la dirigió a una esquina de la clase y se acercó a ella para hablar sin que nadie más escuchara la conversación.
-Explícame que cojones te ha pasado.
-Ya lo has visto, ¿no? No quiero volváis a tocarlo...
-No le sigas defendiendo e intenta protegerte a ti que falta te hace.
Ka suspiró. Debía de ser amable ya que por lo menos David le daba la oportunidad de explicarse.
-¿Qué quieres que te diga, David? Es mi amigo, le conozco desde el verano. No tenía ni idea de que íbamos al mismo instituto ni que era el chaval con el que tanto te metías el año pasado...
-El mundo es un pañuelo...
-¿Qué dicen los demás?
-No quieren volver a verte, las chicas están deseando darte lo que te mereces... Nadie nos abandona  y menos de esta forma... Te has equivocado...
-Ayúdame, David- suplicó Ka.
David la miró, sorprendido y cabreado.
-¿Qué te hace pensar que iba a ayudarte?
Ka buscó muy bien las palabras:
-Porque has venido buscando una explicación y no una pelea. Por lo que tuvimos...
David la acarició e inmediatamente le apartó la mano y la mirada. Luego se dio la vuelta dispuesto a marcharse con su grupo de amigos, donde ahora faltaba un elemento muy importante para él.
-David...- mustió Ka.
Él se giró únicamente para decirle:
-Tómatelo como el último favor, por los viejos tiempos.
Y se fue.
Ka regresó a casa aquel día sin saber muy bien que hacer a continuación. Apenas probó bocado. No hizo los deberes como había cogido costumbre todos los días y salió muy temprano con algo de dinero y ninguna gana de volver a casa. Avisó a su abuela de que posiblemente no dormiría allí. Cogió el móvil y buscó directamente un nombre: Andrea.
-Bip... Bip... Bip... Hola, soy Andrea, en estos momentos no puedo cogerte el móvil, déjame un   mensaje y te llamaré.
-Qué bien... Raro que estuvieras cuando te necesito.
Colgó enfadada y se fue a la tienda más cercana. Visitó la estanterías y se adueñó de una botella Jack Daniel's. Había prometido no beber ni drogarse nunca más, pero aquel día tenía motivos de sobra. No sabía muy bien a dónde dirigirse, simplemente sus pasos le llevaron hasta aquella casa. La verja estaba abierta y llamó directamente y con mucha fuerza a la puerta.
Adrián se asustó al oír que alguien aporreaba la puerta. Bastante herido estaba él como para tener que enfrentarse con algún loco. Miró por la mirilla y abrió la boca más de lo esperado. Era ella. Había venido a verle a pesar de que parecía estar muy enfadada. ¿Pero y qué? Era ella, la chica que le había salvado de aquella pelea, la chica a la que le debía la vida ya dos veces. 
Adrián abrió rápidamente la puerta y lo primero que recibió fue un tortazo en la cara:
-¿¡Se puede saber qué cojones les has echo para que te dieran tal paliza!?
-Entra...
Ka entró directamente y se sentó sobre el sofá del comedor.
-¿Tienes vasos de chupitos?
-Sí, ¿por qué?
-Tráete dos, rápido.
Adrián decidió obedecerla hasta que se calmara un poco y fue a buscar los vasos mientras Ka hacía un esfuerzo por abrir el Jack Daniel's. Cuando lo consiguió y Adrián puso los chupitos en la mesa, Ka llenó hasta arriba los dos.
-Bebe.
-Es que a mi el alcohol como que no...
-¡Que bebas!
Adrián cogió rápidamente el vaso y intentando no tener nauseas se lo bebió de un trago. Cuando dejó el vaso sobre la mesa, Ka ya se había bebido el segundo.
Adrián decidió sentarse a su lado, con mucho cuidado para no hacerse daño.
-¿Qué pasa, Ka?
-¿Qué pasa? Dime tú que pasa. Llevamos todo el verano juntos y ahora tengo la sensación de que no te conozco. ¿Vas a mi instituto? ¿Cuándo pensabas decírmelo?
-Cuando lo supiera. No te he visto en todos estos años, jamás...

-¿Y por qué han intentado matarte, Adrián? ¿Qué ha pasado?
Ka no paraba de llenar y vaciar el paso entre frase y frase. Adrián agachó la mirada.
-No he echo nada, Ka. Te juro que esa gente me la tiene guardada desde el primer día que los conocí. David iba a mi clase el año pasado y no me dejó ni un momento...
-Me sé la historia- le cortó.
-Ka, muchas gracias por sacarme de allí, no tenías por qué...
-Si tenía por qué. Te iban a matar y ni si quiera te defendías... Ahora a la que no dejarán vivir en paz es a mí.
Adrián se sintió realmente mal.
-Lo siento mucho... ¿Qué puedo hacer por tí?
-Bebe conmigo. No me gusta beber sola.
-Está bien, beberemos.
Ka llevó de nuevo los vasos y no tardó en vaciar el suyo. Adrián bebió el segundo y ya se sentía ligeramente mareado. Pero Ka seguía llenando os vasos una y otra vez.
-¿Como te encuentras?- se interesó ella por primera vez.
-Mareado...
-Me refiero a la paliza.
-Ah... Bueno... No tengo nada roto pero tengo el cuerpo lleno de moratones y un par de heridas en la cara. Casi me rompen la nariz y ha faltado poc para que me dieran puntos en esta ceja- Adrián se señaló la ceja izquierda.
Ka le miró. No se había fijado todavía en los profundos arañazos que cruzaban su cara y cuello y el moratón que se mostraba en su pómulo derecho. Le acarició con cuidado la mejilla y le besó la herida. Adrián se puso tenso y no se movió ni un milímetro. Ka, cada vez más mareada, se separó y sonrió.
-Quítate la camiseta.
Adrián abrió mucho los ojos.
-¿Qué?
-Venga, enséñame tus marcas de guerra.
Adrián no sabía muy bien si hacerla caso o no. Ka se llenaba ya otro vaso cuando la detuvo:
-No bebas más, Ka...
-Entonces, quítate la camiseta.
Adrián se puso de pie lentamente y con mucho esfuerzo se quitó la camiseta. Ka observó el cuerpo de Adrián. Estaba más fuerte de lo que pensaba, a pesar de que no se le marcasen mucho los abdominales. En varios sitios tenía motatones, peo uno en el costillar derecho llamaba la atención por su tamaño. Ka se puso a reír como una loca, borracha ya:
-Jajaja, te han dado una buena, ¿eh?
Adrián sonrió con cariño mientras se volvía a poner la camiseta.
-Estás borracha, Ka.
Ésta echó a reír aún más.
-Lo sé, jajaja. ¿Sabes qué? Voy a poner la radio...
Ka se levantó, pero cayó redonda al sofá, mareada. Adrián se levantó rápido:
-Espera, yo la enciendo.
Se dirigió a una radio antigua que había al lado de la televisión y buscó una emisora. Empezó a sonar música. Se sentó de nuevo en el sofá cuando empezó a sonar "Carolina" de M-Clan. 
Ka se levantó rápidamente gritando:
-¡Me encanta esta canción! ¡Hacía tanto que no la escuchaba!
Se dirigió a la radio y subió el volumen mientras empezaba a bailar.
-Siempre he querido hacer esto...- susurró.
Adrián la contemplaba sonriente. Ka movía lentamente las caderas, cerrando los ojos y llevándose dejar por la música. Adrián la miraba, su cuerpo, la chica que era ahora. Se veía más bonita con esa ropa más ajustada, más femenina. Ka dio una vuelta sobre sí misma, recogiéndose el pelo con las manos y volviéndolo a soltar. Era perfecta. Perfecta para Adrián. Ka bajaba hacia el suelo y volvía subir, haciendo un baile sensual. No parecía darla vergüenza bailar delante de él... ¿Sería porque estaba borracha o simplemente la confianza entre ambos ya era más grande? Ka comenzó a acariciarse el cuello bajando hasta su ombligo. Tiró de su camiseta hacia arriba, haciéndola desaparecer.
-Ka, ¿qué estás haciendo? ¡Para!
Pero Ka cantaba dulcemente y bailaba como una niña pequeña, feliz. Movía la cabeza, luego las caderas, se desabrochaba un botón y luego dejaba caer los pantalones. Adrián no podía mirar, se sentía incómodo. Ka le gustaba demasiado, y quería respetarla, pero no podía desnudarse delante de él. Era demasiado.
cuando las manos de Ka se dirigieron al broche de su sostén, Adrián corrió hacia ella, mirando lo menos posible, agarrándola por las muñecas.
-¿Qué haces?
-Se acabó el juego, Ka. Vístete.
-¿No quieres verme desnuda?
Adrián la miró a los ojos.
-No, y menos en estas condiciones. No piensas con claridad, te acompañaré a casa.
-No, no, a casa no... -mustió ella, echándole los brazos al cuello- He discutido con mi abuela- mintió- ¿Puedo pasar la noche aquí? Por favor...- se acercó más ella.
Adrián intentó separarse un poco.
-Está bien, te dejaré un pijama.
-No hace falta...
Adrián suspiró. Aquello era incontrolable. Había visto a Ka borracha muchas veces pero nunca se le había insinuado de tal manera. Decidió llevarla cuanto antes a la cama.
-Vayámonos a la cama, Ka. Debes dormir.
-¿Me llevas?
Ka levantó una pierna torpemente por encima de la cintura de Adrián, de modo que él pudiera agarrarla y cogerla. No pesó mucho a pesar de que a causa de la borrachera el cuerpo de Ka se presentaba como un cuerpo muerto, pesado. Pero consiguió llevarla hasta su habitación y dejarla de pie, apoyada contra una pared para no perder el equilibrio:
-Espera, voy a abrirte la cama.
Abrió su cama y le dio la mano para que pudiera caminar hasta ella. Ka se reía constante mente. Se metió en la cama, y cuando Adrián fue a agacharse para arroparla no pudo evitar mirarla a los ojos. Los tenía rojos y medio cerrados. Parecían cansados del horrible día que había tenido. Se lamentó por ella. Le acarició una mejilla.
-Muchas gracias por lo que has echo hoy, Ka...- la susurró.
-Adrián...
-¿Sí?
-Bésame.
Adrián tragó saliva. Se quedó inmóvil. No quería besarla, no en aquel momento. Besarla en su estado sería aprovecharse de ella, y no le gustaría. Pero Ka le atrajo hacia ella y apenas rozó sus labios con los de él, Adrián se apartó para darle un beso en la frente.
-Buenas noches, pequeña.
Ka acababa de dormirse.
Adrián, se retiró lentamente, todavía sin poder respirar, con el corazón a mil por hora. ¿Le había besado? Al menos lo había intentado... ¿Qué le había pasado a Ka con él aquella noche? Siempre solía tratarlo como un amigo más, e incluso alguna vez le había dado a entender que sólo eran conocidos. ¿Era el alcohol lo que la había echo sentirse atraída por él? ¿Acaso la tristeza la llevaba a buscar aquel tipo de consuelo?
Adrián salió de la habitación con cuidado y fue a recoger los vasos. Los fregó. Cogió el resto de alcohol que quedaba y volvió con cuidado a su habitación. Ahí estaba: tan guapa... Adrián la tapó con otra manta más, pues Ka se había acostado semidesnuda. Sonrió. Que buen cuerpo tenía... No había podido evitar mirarlo mientras bailaba. Demasiada tentación en una noche.
Adrián cogió de su armario dos mantas más y una almohada. Tiró una manta al suelo, con la almohada en un extremo, y se tumbó encima, tapándose con la manta restante. Intentó dormir, pero todavía sentía el calor de aquel pequeño roce de sus labios. Suspiró. ¿Qué iba a pasar a la mañana siguiente? ¿Ka se acordaría de algo? ¿Se enfadaría? ¿Lo besaría otra vez?
Desde fuera escuchó la puerta de la calle y a su padre entrar borracho otra vez. Suspiró y puso los ojos en blanco. Sería mejor no hacer ruido por si descubría que había una chica en su  habitación. Su padre ni si quiera preguntó si estaba en casa. Fue directamente a la nevera en busca de algo más de alcohol. Adrián apretó los puños. Como le hubiera gustado que se en vez de marcharse su madre, se hubiera marchado él. 

7 comentarios:

  1. Sin palabras. Estoy completamente enganchada a esta novela. Me ha ayudado mucho porque yo también he pasado por momentos malos y me he visto muy reflejada en la historia.
    Eres una escritora increíble. No dejes nunca de escribir.
    Un besazo y siguiente por favorrrr *___*

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  2. Holaaa tienes un premiio en nuestro blog... Pasate y disfrutalo!!

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  3. Hola, he de decirte que me encanta leer, pero creo que nunca me ha gustado tanto leer como leerte tu pequeño blog, cada capítulo que leeo me emocionas... no sé como lo haces pero adoro como escribes!,es hermoso.. y creoó que no hay palabras para describirlo:)
    Un beso y espero el siguiente muy ansiosa:)

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  4. Cuando podemos leer el siguiente? :$ jajaja estoy enganchada <3

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  5. eres una escritora genial, la novela es unica, es genial, me encanta , espero el siguiente capitulo impaciente besos sigue asii^^

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  6. Solo puedo unirme al resto y esperar impaciente todos los siguientes capítulos.
    Fuiste muy bendecida con tu gran talento y es maravilloso que lo quieras compartir con nosotros, tus lectores. Abrazos

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