viernes, 27 de abril de 2012

Capítulo 20

11 de Enero de 2011


La pesadilla había llegado de nuevo. Aquel martes era tan poco esperado como apreciado. Todos los estudiantes odiaban esos lunes, martes y resto de la semana en los que el instituto volvía a abrir sus puertas después de unas cortas vacaciones. Porque fueran el tiempo que fueran, para los estudiantes siempre eran cortas las vacaciones.
Y más cortas habían sido para Ka, que había vivido tantas emociones. Las vacaciones aquella vez habían sido un pestañear de ojos.
Pero aquella mañana no había tiempo para pensar lo corta que habían sido las vacaciones. Había que levantarse, vestirse, desayunar...  Ka se revolvió en la cama, terminando de despertarse. Bostezó. Gruñó. Pataleó y finalmente salió de la cama. La noche anterior no había dejado nada preparado, así que tuvo que abrir el armario y elegir la ropa que se pondría. Se encontró con un dilema: ¿se ponía las sudaderas viejas o la ropa nueva que se había comprado con Andrea? Y hablando de Andrea: no la había llamado. Así era su mejor amiga, la cambiaba por un hombre el doble mayor que ella y la abandonaba como un perro. Y sin embargo a Ka le importaba lo más mínimo lo que hiciera Andrea. Si no quería saber nada de Ka, Ka tenía ya otros amigos... 
Suspiró. ¿A quién trataba de engañar? Ka había estado realmente feliz de volver a ser la mejor amiga de Andrea, se había sentido de nuevo llena, con alguien a su lado... Y ahora, tenía que volver a empezar el instituto y se encontraba de nuevo sola. También tenía otro dilema muy importante que pensar: su grupo del instituto. Ka ni si quiera vestía ya como ellos. No fumaba, no bebía, no se metía con la gente. Era la oveja negra. Pero lo cierto era que Ka no conocía a nadie más del instituto. Desde el primer día que entró, el año pasado, hizo migas con un tal David. Aquel día, a principios de Septiembre, Ka se encontraba totalmente herida y sola en aquel nuevo instituto. Después de lo sucedido, aquel 20 de Agosto de 2009, Ka se cambió de instituto. No le costó mucho convencer a su abuela, a pesar del buen instituto privado en el que estaba, pues la gente hablaba demasiado sobre el tema de Ka, incluso algunos crueles se rieron de su desgracia. Era cierto que el anterior instituto de Ka era el mejor de toda la ciudad, y posiblemente de toda la comunidad autónoma, pero el panorama que se había formado por lo ocurrido aquel verano, era insostenible para ella. Ka había cambiado. Aquel fuerte golpe hizo de una niña buena a aquella chica solitaria que se encontraba en los pasillos de un nuevo instituto. Fue en el recreo cuando Ka, ya vestida con sus nuevas sudaderas negras y azules, conoció a David. Se acercó hasta ella un chico con rastas, sudadera Grimey negra y un par de cigarrillos en la mano. Se apoyó en la pared, a su lado. La miró. Se encendió un cigarro y le ofreció el restante. Y así empezó todo. Ka aceptó fumar su primer porro con él, dos meses después. Se llevaban bastante bien. David le había presentado el resto del grupo y Ka había sido aceptada sin problemas. Al principio la costó adaptarse, aprender a reírse de los demás. Pero en apenas cuatro meses Ka ya era toda una experta en liar porros y sacar la nota más baja de toda la clase. Poco a poco, David empezó a acercarse más a Ka, pero ella le rechazó. No quería volver a saber nada de los hombres. Al principio se distanciaron un poco, pero David asumió su derrota y acabó siendo la sombra de Ka... hasta ahora. Ka había cambiado de nuevo, se estaba volviendo "débil". Ya no era esa chica mala que fumaba y se reía de los demás, y eso a David no le gustaba nada, y al grupo menos.
Y aquello lo sabía Ka. Después de año y medio de recreos violentos, Ka tenía que tomar la decisión de si quedarse y vivir de apariencias o abandonar, libre, pero sola. Además, abandonar no era tan fácil. ¿Qué iba a decir? ¿"Lo siento, pero he cambiado. Me he dado cuenta de que este grupo está lleno de malas personas y no quiero ser una de ellas"? Naturalmente Ka quería salir ilesa del grupo, pero aquello eran dos términos completamente antónimos.
Terminó por elegir una camiseta de manga corta blanca con unos vaqueros no muy anchos y una chaqueta lo suficientemente gorda para darla aspecto de chica mala. Se avergonzaba de tener que vestir así solo por apariencia, pero duraría poco en lo que Ka encontraba la escusa perfecta para salir del grupo. Pero Ka se marchó aquella mañana de casa sin saber con qué se iba a encontrar...


En el instituto...


Acababa de llegar. Aquel día no sabía por qué temblaba más de lo normal. Los nervios por volver al instituto no le habían dejado dormir. No podía seguir así, pero tampoco podía hacer nada. simplemente seguir su rutina esquivando a toda esa gente que se metía con él. Por suerte aquel curso parecía ir sobe ruedas dentro de lo que cabía. Estaba aprobando todo, había conseguido que no se metieran con él y había conocido a Helena, su compañera de clase. Todo esto hacía que ir al instituto fuera un poco menos difícil pero, no dejaba de ser la mayor preocupación para Adrián. y más aquel día, en el que su intuición no dejaba de fastidiarle con supersticiones.
Pasó veinte minutos cuando sonó la sirena y apareció el delegado con las llaves de clase. Adrián dejó su mochila en su mesa y se sentó en la silla a esperar a Helena, mientras el resto de la gente se salía al pasillo a saludar a sus amigos. Adrián no tendría por qué tener miedo de salir al pasillo aquel año, pues el gracioso grupillo que siempre se había metido con él se habían quedado atrás, en el otro edificio con sus once asignaturas pendientes. Pero a Adrián le habían dañado lo suficiente como para no querer probar con un nuevo grupo que le cogiera manía.
Enseguida llegó Helena, y se sentó en el sitio que había detrás de él, como el primer día de clase. A primera hora tocaba inglés. Como deberes para las vacaciones de navidad, el profesor había mandado una redacción un tanto larga sobre "las actividades realizadas en el periodo de descanso", palabras textuales. Adrián la había echo la noche de antes. No había podido evitar rellenar toda la redacción con los pocos días que había pasado con Ka. Había sido tan especial para él que el resto de las vacaciones no tenían sentido. 
-¿Qué tal las vacaciones?- le preguntó en voz baja Helena cuando vino el profesor.
-Bien, gracias. ¿Cómo han ido las tuyas?
-Muy bien. Después de que quedásemos aquel día me fui con mi familia a pasar el resto de las vacaciones a una casa rural en las montañas. Me lo pasé genial con mis primos pequeños.
-Me alegro mucho, Helena.
-¿Qué tal los Reyes Magos? ¿Te regalaron algo?
-Sí, una amiga me regaló un balón de fútbol y me invitó a comer.
-¿Y tu...?
-No. Nada.
-Lo siento...
-¿Y a ti? ¿Qué te regalaron?
-Un portátil. Por fin, lo tengo. Un día de estos me lo traeré a la biblioteca.
-De acuerdo. ¿Has echo la redacción de inglés?
-Claro, sabes que yo siempre traigo los deberes.
-Cierto es...
Y casi sin darse cuenta, se pasó la clase de inglés y por suerte Adrián no tuvo que leerla en voz alta delante de la clase. Se levantó y entregó la redacción junto a la de Helena, luego, fue a apoyarse en la pared cuando apareció el profesor de laboratorio.
-Hola, Adrián. ¿Podría hablar con usted un momento?
-Si, claro, profesor. Dígame.

-Verá, resulta que hoy es el día de puertas abiertas en el instituto y me gustaría abrir el laboratorio para que los alumnos de cuarto puedan optar por esta asignatura el año que viene porque si no, el laboratorio se echa a perder... Y me gustaría que el laboratorio lo enseñara usted.
A Adrián no le gustaba nada la idea de tener que enseñar el laboratorio a los alumnos de cuarto, pues sabía de sobra que en aquel curso estaba el grupillo de graciosos que se metían con él. Pero, ¿cómo podía rechazar aquello?
-¿Y es necesario que sea yo el que enseñe el laboratorio?
-Es usted mi mejor alumno, Adrián. Me gustaría de veras que fueras tu el que enseñara las utilidades del laboratorio.
Adrián no podía rechazarlo. Lo había intentado pero,  no se esquivocaba su intuición aquella mañana, cuando pensaba que algo malo iba a ocurrir.
-Está bien.
-Gracias. Baje usted ahora al laboratorio para prepararse, que están apunto de venir los alumnos.
-Ahora mismo iré.
Adrián suspiró. Aquel día iba a ser realmente malo. Se despidió de Helena y bajó las escaleras hasta llegar al laboratorio.


En clase de Ka...


David estaba apoyado en la pared del pasillo. El resto del grupo estaba dentro de la clase. Habían tenido suerte, era la primera vez que Yaiza, Pa', Ka, Nacho, Lukone y él estaban todos juntos en clase, y se lo estaban pasando realmente bien. Menos Ka, que los últimos meses parecía no estar cómoda en aquel grupo.
Justamente, entre en medio del barullo, salió Ka y se apoyó a su lado. No dijo nada, parecía pensativa.
-¿Qué toca ahora?- dijo para matar el hielo.
-Historia...
-Historia, con la manca... jajajaja.
Pero Ka no se inmutó. Ya no le hacía tanta gracia aquel cruel apodo que dieron a la única profesora a la que le faltaba un brazo.
-¿Qué te pasa, Ka?
Ella le miró, y sonrió disimulando.
-No, nada. Es el cansancio, ya sabes, de no hacer nada en las vacaciones a ahora...
-No me refiero a eso.
-¿Entonces...?
-Me refiero a qué es lo que ha cambiado. Pareces otra, el grupo se ha dado cuenta y sabes que no nos gusta nada que tengas esa cara con nosotros. Parece que te molestamos o algo así.
Ka volvió a forzar una sonrisa.
-No es eso. Tranquilo, estoy bien.
David se rindió. No tenía paciencia y lo único que intentaba era ayudarla, protegerla de los comentarios que empezaban a decir el resto del grupo. Pero estaba claro que Ka pasaba de todo y de todos.
-Ya viene la profe...
-No me apetece dar historia. Me voy al baño. Si pregunta, dile que estoy constipada o que he ido al médico.
-¡Pero Ka...!
Demasiado tarde. Ka ya se había encerrado en el baño y la profesora manca había llegado a clase. Por suerte no había visto a la alumna escaquearse.
-Vamos, chicos, entrad rápido a clase que tengo que deciros algo- gritaba la profesora intentando meter a la gente a clase.
David se sentó al fondo, cuyo sitio de al lado estaba vació por Ka.
-Bien, chicos. Hoy no daremos clase de historia. Me acaban de informar de que hoy es el día de puertas abiertas en todo el instituto, y unos cuantos profesores quieren enseñaros sus asignaturas en sus respectivas aulas para que podáis optar por ellas en bachillerato. Iremos a ver aulas como la de música, baile...
-Genial, va a ser un coñazo pero por lo menos no tenemos que aguantar a la manca- dijo Yaiza, sentada detrás de David y al lado de Pa'.
-Anda, vayámonos...- dijo David.


A tercera hora, justo antes del recreo...


-Esto es insoportable. No hacemos nada más que andar de aula en aula para que nos enseñen estúpidos vídeos de como se hacen sus clases...
-Tranquila Pa', sólo queda el laboratorio y ya habrá acabado todo...
-Bienvenidos al laboratorio, chicos. Mi mejor alumno os enseñará el aula y la asignatura- dijo el profesor del laboratorio con una bata blanca.
-Genial...- resopló Pa'.
Pa', Yaiza, David, Lukone y Nacho fueron empujados a la primera fila por miedo a que si se quedasen atrás, robasen algo. Y razón a los profesores no les faltaba. Se sentaron de mala gana esperando a que saliera el "mejor alumno" del profesor. Y el mejor alumno salió:
-Bu-bu-buenos días...
David fue el primero en fijarse en él. No había cambiado desde el año pasado que le tuvo en clase. Poco a poco los demás se fueron dando cuenta:
-Eh, mira, ¿ese no es el pringado del año pasado?- dijo Nacho.
-Jajajajaja, sí es él- dijo más alto Yaiza.
El "mejor alumno" del profesor intentó ignorar al grupo de la primera fila, cogiendo una caja de minerales y eligiendo un cuarzo.
-Os voy a mostrar las principales cosas que estudiamos este año en el laboratorio.
-¡Pringado!- dijo en voz alta Lukone.
-Chicos, callaos- respondió el profesor.
Su alumno, poco a poco fue retomando el discurso, mucho más nervioso que al principio.
-Como decía, en este curso uno de los principales estudios que hacemos es sobre los minerales...
-Mira que bonita es esa...- le dijo Yaiza a Pa', señalando un cuarzo rosa.
Nacho cogió la piedra rosa claro y se la dio a escondidas a Yaiza, mientras que el "mejor alumno" estaba distraído intentando escribir en la pizarra un croquis de la materia estudiada.
-Para ti, mi amor. Para que luego digas que no te regalo cosas...
-¡Pero si es robada!
-¿Y qué? Lo que cuenta es el detalle, ¿no?
-Anda... La verdad es que es preciosa... Gracias, cariño.
Pa' intentó apartar la mirada mientras la pareja se besaba. Cuando terminaron, el "mejor alumno" estaba enfrende ellos, con los brazos en jarras, mirando la caja de los minerales y seguidamente a ellos.
-¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara?- le desafió David.
-Aquí falta un mineral... El cuarzo rosa...- dijo el alumno casi con miedo.
-¿Y a mi qué?
El profesor de laboratorio se alarmó y se acercó.
-A ver, por favor, quien haya cogido el mineral que lo devuelva.
Nadie habló en todo el aula.
-¿Quién ha sido?
-Ha sido él...- el alumno señaló a Nacho.
-Nacho, devuelve el mineral- dijo el profesor.
-Que yo no lo tengo, que se lo ha inventado...
-Nacho, devuelve el mineral ya.
-Pero que...
-O lo devuelves o te bajas a dirección a recoger tu expulsión, no tengo todo el día.
Nacho miró a su novia. Ésta puso cara de enfadada y sacó el mineral del bolsillo de su sudadera, tirándolo a la mesa de mala gana.
-Muchas gracias- dijo irónicamente el profesor, y se retiró de nuevo.
-Y tú te vas a enterar, chivato- le amenazó Lukone al alumno.
El pobre alumno, sin saber lo que le esperaba, continuó con la presentación.


En el recreo...


Cuando por fin había tocado la sirena, David, Nacho, Lukone, Pa' y Yaiza no se fueron a su patio, y se quedaron esperando en el patio del edificio grande, por si veían al "mejor alumno" del profesor de laboratorio.
-Le voy a partir la cara- decía Nacho.
-Será cabrón, si es una piedra de mierda, que más le dará a él...- decía Yaiza.
Poco a poco la gente iba saliendo al patio.


Adrián esperó a que Helena bajase para salir al recreo.
-¿Qué tal te ha ido?
-Bueno... preferiría haberme quedado en clase.
-¿Enserio? No te has perdido nada con matemáticas y biología.
-Pues tu te has perdido bastantes cosas...
-¿Qué ha pasado?
-Mierda...
Adrián vio al grupo graciosillo que tanto se habían metido con él en la puerta del patio. Cambió de dirección, intentando pasar desapercibido pero...
-¡Eh tú!
-Mierda, mierda...
-Adrián, ¿qué pasa?
Helena se asustaba cada vez más.
-Vámonos a la cafetería o algún otro sitio...
-¡Tú, pringadillo!
-Adrián, ¿quién son esos? ¿Qué pasa?
-¿Me persiguen?
-Vienen hacia aquí...
-Mierda...
Era demasiado tarde para cuando sintió una mano por detrás.
-¿A dónde vas? Tengo algo que devolverte...- dijo Nacho.
Adrián se dio la vuelta y recibió un puñetazo en la boca. No supo muy bien como reaccionar. Fue a irse cuando David le agarró por detrás, dejándolo inmovilizado, y Nacho se disponía a darle un buen número de golpes en el estómago.
Helena chillaba, intentando llamar la atención de algún profesor que pasara por allí o de algún alumno que se compadeciera, pero nadie iba a meterse en aquella pelea. Poco a poco se fue formando un corrillo de gente, mientras hacían caer al suelo a Adrián. Él apenas se defendía, estaba en estado de shock.


Ka estaba buscando a sus amigos en el patio cuando vio todo el barullo montado en el otro patio. Se saltó la verja que los separaba e intentó meterse en medio del corrillo para ver exactamente que pasaba.
-Le están dando una buena...- comentó una chica.
-¿Quién? ¿A quién?- le preguntó Ka.
-David, Lukone... a un tal Adrián.
-¿Adrián?
El corazón de Ka dio un vuelco. Era totalmente imposible, pero necesitaba acercarse un poco más para mirar bien quien era la víctima aquella vez. Poco a poco se hizo espacio entre la gente, mediante codazos y algún empujón, cuando empezó a escuchar las voces de Yaiza y Pa'.
-¡Vamos, Nacho, dale fuerte! ¡Que se joda!
-¡Maldito imbécil, la próxima vez aprendes!
-¿Qué pasa aquí?- preguntó Ka.
-El imbécil ese, que nos ha tocado mucho las narices...
Ka se giró y todo pasó muy rápido.
Vio quien era realmente el que estaba en el suelo recibiendo golpes de David, Nacho y Lukone. Gritó:
-¡Basta!
Corrió al centro de la pelea, empujando a David y apartando a Nacho que se había puesto encima de Adrián para golpearle la cara. La gente se quedó sorprendida cuando Ka se puso encima protegiendo el cuerpo de Adrián.
-¿Qué coño haces, Ka?- preguntó Nacho enfadado.
-¡Dejarle, joder!
-Pero, ¿qué mosca te ha picado?
-No, qué mosca te ha picado a ti. ¿Qué pensabas? ¿Matarlo, cabrón?
-Ka...- dijo Adrián en el suelo, alucinando por lo todo lo que estaba pasando.
David lo entendió todo.
-¿Le conoces?
Ka tragó saliva. Sabía lo que acababa de hacer y sabía las consecuencias de responder aquella pregunta, pero ya no tenía escapatoria:
-Sí.
-¿¡Qué!? ¿Eres amiguita del friki hijo de puta?- chillo Lukone.
-Ka, apártate porque no he terminado con él...- dijo Nacho.
-¡Que os vayáis y le dejéis en paz he dicho!
-¿Pero qué dices, zorra?- se enfadó Yaiza.
-¿Qué quieres, recibir tu también?
Ka tragó saliva. La situación se estaba poniendo más fea de lo que pensaba, pero por suerte alguien la ayudo:

-Vámonos- dijo David muy serio.
-¿Qué? ¿Lo vamos a dejar a medias?
-Está Ka en medio...
-Pues la apartamos de los pelos.
-He dicho que nos vayamos.
-Tío, eres un mierda...
David miró una última vez a Ka, mientras lo demás escupían a su lado y se marchaba.
Ka había defendido a Adrián de una paliza, pero no tenía ni idea de lo mucho que le podía caer a ella...

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