lunes, 20 de febrero de 2012

Capítulo 17

03 de Enero de 2011

Eran las tres de la tarde cuando alguien llamó al teléfono. Su abuela intentó colgar, pero la chica insistía mucho en hablar con Ka. Ka lo estaba oyendo todo. Molesta, se levantó de la cama con los ojos todavía pegados y salió de la habitación, dispuesta a contestar.
-Pasamelo, abuela. Muchas gracias.
Su abuela la mira con una sonrisa y le da el teléfono. Antes de contestar, Ka se mete en la habitación para tumbarse de nuevo en la cama.
-¿¡A que no sabes qué me ha pasado!?
 -No...
Ka mostraba poco interés en lo que su amiga quería contarle. No es que no prestara atención a su amiga, pero se olía lo que Andrea quería contarle a ella no le hacía mucha gracia.
-Joder, con ese entusiasmo cualquiera cuenta las cosas a sus amigas...
-A ver, cuéntame que te ha pasado.
-¿Te acuerdas de la fiesta de fin de año?
-Sí...
-Bueno, yo no mucho pero, me acuerdo de ciertas cosas... y las otras me las ha contado la gente, que por cierto, no sé como se han enterado...
-¿Y bien?
-¿Te acuerdas que estabamos tu y yo bailando y que...?
-¿Y que me dejaste tirada para irte con un tío diez años más mayor que tú? Sí, lo recuerdo.- dijo con resentimiento Ka.
Andrea decidió que era un buen momento para hacer una pausa en su historia:
-Perdóname, Ka. Perdí el control, creo que había bebido más de lo normal...
-Joder, me tuve que volver sola a casa sin saber si te había pasado algo o estabas bien...
-Estaba genial- aunque Ka no lo viera, Andrea se sonrojó al otro lado del teléfono.
Ka se dio cuenta de que era inútil discutir y que su mejor amiga tenía muchas ganas de contarle ciertas cosas.
-Bueno, ¿y qué pasó?
-Pues estuvimos hablando y bebiendo un poco más...
Ka resopló. 
-¡Ay, tía, pareces mi madre!- se quejó Andrea.
-Perdón... Sigue, anda.
-Resulta que tenemos mucho en común. Le encantan los animales, y quiere independizarse pronto... 
-Sí...
-Y bueno...
-Bueno, ¿qué?
-Me gustó, y nos besamos.
-¿Y bien?
-Me enseñó su habitación...
Ka cerró los ojos. No estaba preparada para oír lo que iba a escuchar.
-Nos sentamos en su cama, nos volvimos a besar...
-Y...
-Perdí la virginidad con él- Andrea añadió un grito de emoción y Ka tuvo que apartar la oreja del teléfono un momento.
-¡Joder, Andrea! ¡Estás loca! ¿Cuántos años tiene?
-Veintiséis...
-¡Os lleváis diez putos años! ¿¡En qué coño estabas pensando!? Se ha aprovechado de ti, de una niña borracha...
-Ka, para el carro. El amor no entiende de edades...
-¿¡Cómo!?
-Pues que Miguel no se aprovechó de mí, yo quise hacerlo y él me trató como una princesa...
-Por el interés...
-Porque me quiere...
-¿Qué quieres decir con eso?
-Pues, que al día siguiente quedamos para hablar de lo que había pasado entre nosotros y me confesó que no sabía como, pero se había enamorado de mí en solo una noche.

"De ti no, de tu cuerpo..."
-¡Hasta me regaló un ramo de flores! Imagínate, era imposible decirle que no... Es tan sexy, tan detallista, tan maduro...
-Normal, tiene veintiséis años...
-Es perfecto, tienes que conocerle.
-Prefiero no hacerlo. De verdad, Andrea, que te apoyo con cualquier cosa... menos en esto.
-Ka, por favor...
-Andrea, él es muy mayor y tú muy pequeña. Si un chico de tu edad se hubiera aprovechado de ti, un tío que se fija en una niña diez años más pequeña es porque se aprovecha, pero bien...
-Esta tarde íbamos a ir al cine. Le he dicho que vendrías, traerá a su primo pequeño, tiene veinte años...
-No iré.
-Nosotros te esperaremos igualmente, a las cinco en la parada del metro. Pero nos lleva él en coche, ¿eh?
Andrea parecía una niña pequeña con un juguete nuevo.
-Andrea no lo hagas...
-¡Adiós, pequeña y gran amiga! Sé que no me fallarás.
Andrea colgó rápidamente para dejar a Ka con la palabra en la boca. No le apetecía escucharla más diciendo lo mal que hacía en salir con un hombre tan mayor. A Andrea le gustaba Miguel, no aparentaba que fuera a cumplir los treinta dentro de un par de años. Andrea había perdido la virginidad con él y él, después de aquella noche, no había dejado de llamarla, de comprarle cosas, de llevarle a lugares preciosos. Y eso que sólo habían pasado dos días, Miguel y Andrea eran novios para siempre.
Antes de que Ka pudiera tumbarse de nuevo en la cama y dormir, el teléfono sonó de nuevo. Ka dudó sobre si coger el teléfono. Sabía de sobra que era Andrea y no le apetecía escuchar más sus idioteces. ¿En qué estaría pensando esa chica? Sin embargo, Ka no podía decir que no a su mejor amiga:
-¿Qué quieres?- le dijo con un poco de resentimiento.
-Ah... eh... hola...
Ka se quedó petrificada. Aquella voz no era de Andrea. Era una voz masculina que Ka reconocía perfectamente. Una voz apagada pero con mucho por decir. Tenía un tono dulce en su melancolía. Era una voz que mostraba su vida tal y como había sido. Era la voz de Adrián.
-Oh... Perdona, Adrián, pensé que eras otra persona...
-Veo que estás muy ocupada- dijo Adrián sin apenas querer escuchar la respuesta. Sabía de sobra que Ka estaba ocupada, si no, ¿por qué llevaba tres meses sin verla? Quién sabe, lo mismo, se había echado novio...
-Sí bueno, me he reencontrado con una antigua amiga y... bueno...
-Entiendo...
Un silencio incomodó los invadió.
-¿Como estás, Ka?- y esta vez en la voz de Adrián no se pudo encontrar más que la sinceridad de un amigo preocupado.
-Bien, bastante bien. ¿Y tú? ¿Cómo estás?
-Bien...

Ambos sabían que había mentido, pero ninguno de los dos quisieron hablar del tema.
-Hace mucho tiempo que no nos vemos...
-Lo sé...
Adrián se dio por vencido. Tendría que conformarse con escuchar su voz y no esperar verla. Estaba claro que Ka no tenía mucho interés por reencontrarse con él, y no había nada que hacer. Simplemente colgar y lamentarse por no haberla llamado antes.
-Bueno, pues tengo que colgar... Me alegro de haber hablado contigo.
-Y yo, Adrián.
-Un beso, Ka...
-Adiós...
Y el teléfono de ambos se colgó. ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba la Ka que había cambiado a su lado? ¿Dónde estaba el Adrián que ponía todo su empeño en verla? ¿Qué había pasado con los dos? ¿Y su relación? Estaban distanciados... A Adrián le dolía, pero no hacía nada por cambiarlo, mientras que a Ka, parecía no importarle. ¿Y por qué iba a importarle? Todo le iba bastante bien desde que dejó de ver a Adrián y se encontró con Andrea. 
Sin embargo, Ka ya no pudo dormir... No entendía por qué una simple llamada de Adrián le afectaba tanto. Llevaban tres meses sin verse, y esos tres meses se lo había pasado genial con su nueva y a la vez antigua mejor amiga. No sabría descifrar a ciencia cierta si lo que sentía era nostalgia, si le echaba de menos o simplemente se sentía culpable. Ka le podía haber llamado antes. Fue ella la que dejó de decir que sí a sus planes, la que dejó de coger el teléfono simplemente porque nunca estaba en casa. Antes era tan diferente... Podría decirse que solo se tenían el uno al otro y nadie más compartía lo que ellos compartían. Porque aunque Ka nunca le contara sus secretos, ni Adrián le confesara sus verdades, ellos compartían algo que les quitaba la soledad.


En otro lugar...


Adrián estaba bastante decepcionado e incluso cabreado. Se la había jugado mucho por llamar a Ka y no había sido capaz de pedirla una nueva tarde con ella. No había sido capaz porque Ka no parecía muy cómoda hablando con él. Ya no quería saber nada de él. Adrián no podía evitar sentirse abandonado y solo. Ka era lo único que iluminaba un poco sus días tan oscuros. fue la que lo salvó de la muerte. Y sin embargo, ahora le había dejado tirado en el infierno que era su casa.
Su casa... cada vez iba a peor la convivencia con su padre. Desde hacía un mes, Ricardo se había roto la muñeca y había pedido la baja en el trabajo. Así que tenía a su padre en casa durante todo el día, excepto cuando se iba al bar. En su casa el dinero empezaba a faltar y su padre se lo gastaba todo en bebida y tabaco. Adrián cada día aguantaba menos a su padre. Eran como el perro y el gato. Hubo un tiempo en el que su padre no era así, cuando Adrián tenía apenas cinco años, su padre era cariñoso y responsable. Pero desde entonces hasta a aquel momento, su padre había empezado a tener problemas con su madre y desde entonces no volvió a ser el mismo.
Adrián suspiró. Cómo le hubiera gustado poder vivir con su madre, lejos de su padre. Pero las cosas habían acabado de la peor forma posible... Adrián tuvo que contener las lágrimas para enfrentarse de nuevo a su realidad y regresar al salón, donde todavía tenía que recoger los platos sucios de la comida de su padre. Él ni si quiera había comido, no quería pasar tiempo al lado de su padre y con lo de Ka, todo hambre había desaparecido. Aquella tarde se antojaba ser horrible. Pero Adrián no imaginaba lo que iba a pasar.
Se dirigió al salón y sintió un respingo al ver que su padre apagaba la televisión al pasar él. El golpe fue rápido y fuerte. Cuando Adrián estaba enfrente de la mesa, su padre le agarró el cuello por detrás empujándolo hacia adelante, de manera que la cabeza de Adrián dio un golpe seco contra la mesa. Su grito fue bestial.
-¿¡Qué coño haces!?- gimió Adrián.
-Que sea la última vez que tardas tanto en recoger el salón. Y ahora más te vale que halla silencio, me voy a echar la siesta.
Adrián se levantó de la mesa aturdido y con un golpe gigante en la frente. Del lago izquierdo sobresalía un enorme bulto y un hilo de sangre, por suerte, pequeño. Adrián contuvo las lágrimas para asesinar a su padre con la mirada mientras este se iba tan sereno a la cama. Y luego, una vez fuera de su visión el enemigo, lloró en silencio el dolor. Terminó de quitar la mesa y se limpió la herida con agua y jabón. Había pensado en ponerse esparadrapo pero la gente preguntaría demasiado... Y nadie sabía lo que Adrián estaba viviendo en su casa.


A las 17:00 de la tarde...


Ka estaba enfadada. Odiaba dar su brazo a torcer y aquella no era la primera vez que hacía algo por su amiga sin ella tener ninguna gana. A veces se preguntaba si merecía la pena, pero luego, Andrea la hacía de reír y a Ka se le olvidaba todas las penas. Pero Ka sospechaba que aquella tarde no iba a ser como las demás. Ya no eran Andrea y ella, aquella tarde serían Andrea, su novio, el primo del novio y ella. a Ka no le cuadraban los cálculos. Andrea jamás había tenido novio y Ka no quería ir a una especia de cita en parejas. Y menos a ciegas, sin conocer a su acompañante. Pero una vez más, Ka estaba  las cinco de la tarde en la parada de metro sólo por su mejor amiga.
-¡Ka, has venido!- chillaba de entusiasmo Andrea mientras se lanzaba a sus brazos.
-Sí, no sé por qué, la verdad, pero parece que estoy aquí...
-Muchísimas gracias, me moría de ganas de que le conocieras, te va a encantar- le dijo al oído mientras la abrazaba.
Andrea se separó de ella y le presentó al hombre más mayor con el que Ka iba a salir por ahí:
-Ka, éste es mi novio, Miguel.
-Encantado- dijo Miguel mientras le daba dos besos en la mejilla.
Ka intentó sonreír forzadamente:
-Igualmente.
Miguel dio dos palmadas en la espalda de un chico de veinte años bastante atractivo y con una sonrisa encantadora:
-Éste es mi primo, Iván. Iván, ella es Ka.
Ka e Iván se dieron dos besos un poco forzados. Andrea notó la tensión en el ambiente y procuró ir rápidamente al cine:
-Bueno, vayámonos, que he comprado las entradas de las seis y tenemos que comprar antes las palomitas.
Ka se dio cuenta de una cosa: Andrea ya había comprado su entrada, sabía de sobra que iba a venir. Ka sonrió para adentro mientras montaba detrás del coche de Miguel, al lado de Iván. Su mejor amiga la conocía a la perfección. Nunca la abandonaría.
El viaje fue largo e incomodo para algunos, precioso para otros. Mientras Ka no dejaba de jugar con el botón de la ventana, aburrida y enfadada, Andrea se daba besos rápidos de semáforo en semáforo y le regalaba una caricia a su nuevo novio, que podría ser su padre. Ka no entendía aquella relación y le daba miedo que Andrea la dejara de lado por su nuevo novio, el que sabía que, no podría hacerla tan feliz como ella pensaba. Mientras el pensaría con cuarenta años en tener hijos, Andrea seguiría pensando en salir de fiesta y vivir su juventud como sería normal.
Andrea metió en el reproductor de música un disco de las últimas canciones del verano. Se puso a cantar como loca mirando hacia atrás esperando una acompañante en Ka. Pero Ka seguía conservando perfectamente su enfado. Andrea decidió dejar de cantar y esperar a que los humos de su mejor amiga pasasen cuando estuvieran en el cine. Confiaba y deseaba que Iván y ella se conocieran y se gustasen. De aquella manera, Ka y Andrea podrían seguir saliendo todos los días juntas sin tener que rechazar a sus novios. Era lo ideal, lo que tenía que pasar. Andrea tenía muchas esperanzas en ello...
-¿Qué película vamos a ver, cariño?- dijo Miguel intentado quitar hierro al asunto.
-Pues he elegido una comedia romántica, creo que os gustará a todos. Ka y yo solíamos ver muchas de pequeñas, ¿a que sí, Ka?
-Sí...
Miguel y Andrea callaron. Iván intentó animar a su nueva acompañante, nada fea:
-¿Y cuántos años tienes?
-Dieciséis, demasiado pequeña para ti.
-No, a mi no me importa...
-Pero a mí sí.- cortó rápidamente ella.
Iván anuló toda esperanza en poder conocer a aquella nueva chica. Andrea empezó a cabrearse con su mejor amiga. Miguel se arrepintió de aquella salida. En el coche no podía haber peor ambiente. Y Ka pensaba que las cosas no podían ser peor hasta que se encontró en la butaca de un cine viendo una asquerosa comedia romántica, al lado de un desconocido esperando a besarla y al lado de su mejor amiga, dándose el lote con su nuevo novio. Le daba mucho asco tener que presenciar como aquel hombre de treinta años le metía mano a una niña de quince años. ¿Dónde había quedado la cordura en este mundo?
-Voy al baño...- dijo Ka, agobiada.
Y no salió de allí durante los treinta minutos restantes..


En la casa de Adrián...


Sonó el teléfono. Adrián, asustado, fue corriendo a cogerlo. No quería despertar a su padre.
-¿Quién es?
-Hola, buenas tardes. ¿Está Adrián, por favor?
A Adrián le costó un poco reconocer quien era, pero esa forma tan educada de hablar solo podía ser de una persona:
-Ah, hola, Helena.
-Hola, Adrián. ¿Cómo estás?
-Bien-volvió a mentir- ¿y tú?
-Bien, gracias por preguntar.
-De nada.
-Me gustaría saber si podrías quedar esta tarde.
Adrián no daba crédito a lo que oía. A Helena, sus padres jamás le habían dejado salir.
-Yo... em, sí claro. ¿Por qué?
-Bueno, creo que podríamos ir a la biblioteca a preparar la práctica que tenemos pendiente en laboratorio para cuando comiencen las clases y luego podríamos ir a tomar un helado.
-¿Te dejan salir tus padres?
-Es por una buena causa: tengo que hacer un trabajo del instituto.
-Entiendo.
-¿Y bien?
Adrián se lo pensó un momento.
-Sí, claro, ¿por qué no? 
-Perfecto, ¿a qué hora te vendría bien?
-A las seis.
-Bien, a las seis en la puerta del instituto, ¿de acuerdo?
-Sí, bien.
-Está bien, gracias.
-A ti.
-Hasta luego, Adrián.
-Hasta luego, Helena.
Y colgó. A Adrián le hacía mucha gracia como podía cambiar Helena al teléfono: su voz era más grave de lo normal, hablaba con demasiado respeto y no tenía ninguna confianza con él. Sin embargo, cuando estaban juntos en el recreo, se reían mucho contando sus batallitas de pequeños. Helena era una gran admiradora de las conchas de mar y le había contado a Adrián que tenía una larga colección de todos los tipos, tamaños y colores.
Adrián fue a vestirse y cogió su mochila con unos folios y un par de estuches. Luego salió de casa con sus llaves, sin dar explicaciones, sin despedirse de nadie. Adrián no tenía familia de la que despedirse. No tenía padres. Estaba solo y abandonado. Se dirigió al centro de la ciudad, donde estaba su instituto, otro infierno al que Adrián tendía que volver muy pronto. El primer trimestre parecía haber ido bien, nadie se había metido con él y ahora estaba con Helena. Quizás la vida empezara a sonreírle un poco ahora... Cuando llegó al instituto, Helena ya estaba esperándole. Era increíble lo puntual que llegaba aquella chica a todos los sitios.
-¡Hola!- le dijo, sin darle dos besos.
-¿Qué hay, Helena?
-Mi padre me ha traído en coche. No se fía de mí.
-No entiendo por qué, eres una fantástica hija.
-Lo sé... Doy todo lo que puedo de mí y aún así parece que todo lo hago mal...
-Los padres... se pasan un poco muchas veces...
Helena se dio cuenta de que aquella frase iba con segundas. Se preocupó cuando vio el golpe fuerte que tenía en la frente.
-¿Y tú como estás?
-Bien, ya sabes...
-No, no lo sé. ¿Qué ha pasado esta vez, Adrián?- le dijo finalmente intentando acariciar el golpe sin hacerle mucho daño.
-Mi padre... Sabes que cualquier motivo es suficiente para...
-Adrián, no puedes seguir así. Podría haberte matado...
Adrián se rió amargamente.
-Hoy no me ha echo nada.
Y Helena entendió a la perfección lo que Adrián quería decirle.
-Adrián, por favor... Déjame ayudarte...
-Helena, no puedes hacer nada.
-Pero...
-Hemos quedado para hacer el  trabajo, no para hablar de mí. Por favor, deja el tema.
-No te mereces esto... Deberías pararlo.
-No puedo.
-Como quieras, Adrián... ¿Has traído folios?
-Sí, aquí están.- dijo Adrián señalando su mochila.
-Genial. Vamos, que después quiero ir a dar un paseo.
-Me parece muy bien, Helena.
Helena sonrió. Adrián era una gran persona. Ella era la única que sabía su secreto, que sabía todo lo que estaba pasando en casa. La vida de Helena tampoco era nada fácil y por ello había conseguido conectar tan bien con Adrián y descifrar todos sus secretos en tan poco tiempo. Cuando Helena conoció a Adrián, sintió algo nuevo. Y aunque le daba vergüenza admitirlo, había soñado con él más de una vez. Sin embargo, lo que Helena no sabía de Adrián, es que también existía otra chica en su vida, llamada Ka.

13 comentarios:

  1. E estado esperando este capitulo impaciente,i me a encantado, eres muy buena i espero que sigas asi, a i espero el siguiente capitulo:)^^

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  2. Veo triángulo amoroso dentro de poco jajaja.
    Me ha encantado, espero con ganas el siguiente :D

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  3. Veremos que pasa... :$ gracias por leer a l@s d@s :D
    Un besazo

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  4. Me ha encantado, me he leido todos los caps entre ayer y hoy, es genial, me encanta, ademas el barrio se parece al mio y escribes muy bien :)te tengo en tuenti, soy Victoria Dáscolli (con acento)

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  5. Solo por curiosidad, para cuando el proximo cap?

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  6. Dentro de poco :)
    Gracias por el interés ^^

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  7. Puff necesito el 18 !!xD (soy andrea, este es mi nick en blogger) Y es que no puedo creer que salga en la novela xD

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  8. Me encanta esta novela! Me ha tenido enganchada tres dias :) lo malo esque ahora a esperar.. Y me he dado cuenta de que tardas una media de un mes... Habra que engancharse otra vez a la historia dentro.de un mes jajja animos!

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  9. Bua escribes genial, es una pasada... Te sigo! nos sigues? (:
    http://ouronlyvice.blogspot.com/

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  10. Necesito otro capitulo ya!!!

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  11. Ya hace dos meses de este capitulo... para cuando el siguiente?
    me da a mi que nos vamos a quedar sin final!

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  12. A mi me pasó una vez y no voy a dejar que me suceda de nuevo.
    Estoy dandome un margen de tiempo para coger el libro con más ganas, pero con tanta espera, procuraré subir 2 o 3 de golpe :)
    Gracias por seguir pasando por el blog a pesar de todo :)
    Un besooo <3

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